¡Hay Party! (gracias a la adversidad)

Un día como hoy, hace un año, atravesé una de las situaciones más difíciles que me ha tocado vivir.  La enfermedad tocó a mi puerta (inesperadamente, como suele hacerlo) y me obligó a ir al quirófano.

two person doing surgery inside room

Era una cirugía grande.  Mientras me preparaban para ir a sala de operaciones, pensaba en tres cosas. Primero, temblaba al recordar cuando el cirujano me recitó la lista de posibles complicaciones que podrían resultar del procedimiento.  Por ley, tenía que hacerlo.

Y en ese momento en que de por sí una está muerta de miedo, y a duras penas logra procesar lo que está a punto de enfrentar, a la mente se le ocurre «darle play» a las advertencias de aquella infame listita:  «puede haber pérdida de visión, de audición, de movimiento, de conocimiento, etcétera.. hasta la muerte.»  ¡Imagínate!  ¡Tiembla cualquiera!  Pero la mente es así de traicionera a veces, quizás para obligarnos a activar el «survival mode» o modo de supervivencia innato que nos viene ya con esto de ser humano.

Pero esa no fue la única lucha.  Mientras me buscaban la vena y y yo veía las estrellas con cada pinchazo, trataba de orar.  Soy una mujer cristiana, y desde luego que invoqué a Dios a medida que se acercaba el momento de entrar al quirófano.  Recité el Salmo 23, el 91, el 103 y el 121 sin parar.  Me faltaba el aire.  Trataba de aferrarme a mi fe, pero estaba demasiado tembluzca.  Ya sé, quizas te ríes pensando ¡que soy una cobarde!  Pero yo veía a aquella batería de médicos preparándose como para una batalla, y la verdad es que el miedo me traicionaba.  Cerré los ojos, y entre lágrimas, oraba.  Yo no sé ni qué decía, pero buscaba a Dios con las pocas fuerzas que el terror me permitía.

De repente escuché a alguien decir: «Okay, estamos listos», y les juro que comencé a gritar para mis adentros que no, que la que no estaba lista era yo.  Nadie me escuchó, desde luego, porque yo estaba muda del susto.  Cuando sentí que la camilla comenzó a moverse rumbo a sala de operaciones (yo ya iba mas p’allá que p’acá, gracias a la anestesia), le dije a misma: ¡Misma, ahora fue!  Y no me quedó otro remedio que dejarme llevar y esconderme en la gracia y voluntad de Dios.

Sinceramente, les cuento estas cosas y todavía tiemblo.  No estoy segura si es estrés post traumático o que, en efecto, soy cobarde y punto.  Lo cierto es que cuando uno tiene que pasar por un evento como ese, o peores y más complicados, la vida no vuelve a ser la misma ¡jamás!

Escribo estas memorias hoy, porque tengo mucho un par de cosas que decir del trayecto hacia la recuperación y al celebrar lo que esas cosas inesperadas e inexplicables que ocurren en nuestra vida nos enseñan.

Recientemente inicié este blog, con la intención de apoyar a muchas de ustedes, con quien tengo lazos de amistad, familiares, laborales o en el camino de la Fe.  Escogí el nombre «Déjame acompañarte» porque, ¿sabes qué?  A pesar de que hubo gente maravillosa, que de una forma u otra estuvo conmigo en el proceso, la realidad es que es inevitable serntirnos confundidas, ansiosas, preocupadas, que perdamos el sueño, y sobre todo: solas.

Yo sé que mi experiencia no es la única, ni última de este mundo.  Hay muchas de ustedes que batallan con asuntos todavía más complicados, y aún asi tienen que hacer malabares en su día a día.  ¡Es más! ¡De ustedes debería aprender yo!  Lo que pasa es que muchas de nosotras nos reservamos las emociones producto de estas circunstancias, y es hora de que alguien nos diga que está bien hablarlas, que está bien buscar a alguien que nos acompañe en el proceso y, cuando menos, nos dé el espacio necesario para enfrentar nuestro duelo.

El duelo no es sólo cuando ocurre una muerte, sino es el sentimiento que produce la pérdida de algo muy querido y valorado.  Tal vez te ha pasado como a mí, que gente que nos aprecia nos repite hasta el cansancio que somos guerreras, que tenemos que ser fuertes, que no nos demos por vencidas, que sonríamos.  Una trata, de verdad, de que se ese positivismo le entre por los poros.  Pero ¿cuándo irá la gente a aceptar que es normal sentir miedo?  ¿Cuándo nos van a dar el espacio y respetar que lloremos en ese duelo que nos llega con la enfermedad y con la pérdida?

Amigas, ¡no estamos hechas de cemento ni tampoco somos las más titanas!  Está bien temer y llorar; es normal tener días que no queremos levantar un papel del piso, tanto como las miles de occasiones en que nos levantamos como Enriqueta y volteamos la casa limpiando o cuando nos queremos llevar al mundo por delante.

¡Ah! Y si eres una persona que cultiva una vida de fe, ¡qué empeño de la gente de espetarte ese «tienes que confiar más en Dios»!  ¿Es en serio? ¿Acaso que las emociones afloren en medio de la adversidad es contrario a creer?  Si no fuera porque una echa mano de la Fe, muchas de nosotras no hubiéramos podido salir adelante.  Y antes de que peque de hipócrita, le doy margen a que alguna vez me haya acercado a decir esas palabras a alguien, y en mi defensa ¿qué digo?  Que no es hasta que te pasa a ti, que comprendes las luchas de una persona enferma.

En este tiempo de recuperación, he podido reflexionar mucho en cómo la adversidad  se convierte en «un frenazo» en la desbocada carrera de la vida para volvernos a hacer gente, para sensibilizarnos.

chocolate cupcake with white and red toppings

Y aunque el trayecto para llegar hasta aquí hoy, día de celebración, no ha sido un camino de rosas… «hay party».

No me puse los tacones altos, pero sí me pinté los labios adrede, para que todos noten mi sonrisa.  Estoy agradecida, de Dios y aquellas personas que hicieron lo indecible por ayudarme (¡ustedes saben quiénes son!).  Y he querido compartir con ustedes, mis amigas, por qué celebro mi paso por la adversidad con una actitud de fiesta y lo que he aprendido en el proceso.

Quizás te identificas un poco con mi historia; o tal vez estás atravesando por una difícil situación de salud.  Quiero que sepas que no estás sola, que tus temores y tus preguntas son naturales.  Te insisto en que está bien llorar, pero no vivir al amparo de la pena; que está bien temblar antes de entrar a la cita médica y pedir fuerzas al Altisimo, y luego mirarte al espejo del carro para arreglarte, para que nadie note tu congoja.  Es parte del proceso, amiga.

Te recuerdo que eres vulnerable y frágil, fuerte y determinada, y que así, con todas esas paradojas emocionales, cuentas conmigo si necesitas que te escuche y lloremos juntas.  No estás sola, no.  Aquí estoy yo, con cicatrices como las tuyas, para decirte: Déjame Acompañarte.

(30 de octubre de 2018)

Tus comentarios al final de esta página o en mi blog son bienvenidos.

¡Deseo escuchar y compartir contigo muchas más vivencias!

 

8 comentarios sobre “¡Hay Party! (gracias a la adversidad)

  1. Me alegro estés de vuelta y con más fuerza que nunca. Me sorprendió mucho tu despedida de FB. Ni me atreví a escribirte en tu cumpleaños. Y te digo otra vez me alegro mucho que hayas regresado.😘

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    1. Estimada Sarahi: Que grato tu mensaje! Gracias por tus palabras. He descubierto que los altibajos en este caminar son parte de la vida misma. Hay dias que me pinto los labios y bailo sola, otros que ni me peinaba. Ja ja! Todo justo y necesario para aprender que la riqueza de vivir esta en aprender del camino, de sus pausas y obstaculos, de sus bajadas y subidas… eso es lo que nos hace fuertes! Te envio un abrazo reparador, y deseo que todas las cosas que emprendas y que sean para tu provecho sean exitosas. Aqui estoy, cada vez que me necesites. Buenas noches.

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  2. Que feliz me hace poder leerte hoy, que feliz me siento de saber que te sientes recuperada, pero más feliz me siento de que hayas decidido contar tu historia y llevar un mensaje tan especial que sin duda podrá hacer la diferencia a otras mujeres que tengan miedo. Te felicito y te envío mil abrazos. A reír y a llorar cuando tengamos que hacerlo y a entender que la vida se trata de dar un paso a la vez y de disfrutar a plenitud de cada paso. Te quiero mucho.

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    1. Lilian, estoy en deuda contigo y con tanta gente especial del Hospital. Si necesitas que te envie alguna nota mas resumida de mi experiencia, con gusto lo hare. La gente necesita saber de tantos heroes y heroinas que son parte del Cardiovascular y que hacen la diferencia en un paciente y su familia. Mi aprecio y gratitud para ti siempre, no solo por las gestiones, sino por tu calor humano y apoyo. Espero que te des la vuelta por esta pagina de vez en cuando, que tengo en agenda historias mas jocosas y divertidas, porque acompanar a la gente, no es solo cuando pasamos momentos dificiles. Un abrazo inmenso, y lo mejor para ti SIEMPRE!

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  3. Friend! Qué compartas tus experiencias de vida y ofrezcas tu experiencia y corazón a quienes lo necesitan es una gran bendición!! Peeero, quienes te conocemos sabemos que no hay de otra, así eres, un rayito de sol!! Gracias por siempre estar. Éxito en esta nueva aventura que sé traerá grandes cosas a tu vida y a la nuestra!! Te quiero amiga!! 😍😘

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  4. Mynellies
    No supe de ti todo este tiempo. Imaginé que tu trabajo intenso no te permitía estar en FB. Doy gracias a Dios por tu vida y por tu poderoso testimonio. Bendiciones!

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    1. Muchas gracias Agustina por tus palabras y gracias por estar. Mi intencion es crear un espacio de conversacion para las mujeres para hablar de lo que nos mueve y preocupa. Me encantaria que me enviaras tus ideas, e incluso, si quieres compartir alguna reflexion tuya, cuenta con esta plataforma. Se que muchas de las mujeres en mi network que no te conocen, disfrutarian leerte. Un abrazo fraternal!

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